viernes, 24 de mayo de 2013

Consejo a los padres y apoderados

El pensamiento es una herramienta que usamos para darle sentido al mundo.


A dondequiera que vayan los niños, sus pensamientos van con ellos, haciendo sus vidas mejor o peor, -dependiendo de la calidad de sus pensamientos. Los pensamientos de los niños, continuamente los mete en problemas. Puede llevarlos al dolor, al sufrimiento y a desperdiciar sus vidas. Puede llevarlos al gozo o a la pena. El pensamiento en los niños, por naturaleza, no funciona bien. No lleva a cabo, de forma natural, los trabajos que necesitan que éste haga.
Puede hacer que lo importante parezca sin importancia; puede hacer de lo trivial, algo significativo; puede llevar a la superstición, al prejuicio, y a estereotipar. Puede llevar a la crueldad y a la injusticia. En otras palabras, la mente del niño no desarrolla de manera natural las habilidades necesarias, las aptitudes ni las disposiciones esenciales para tomar buenas decisiones, ni para razonar a través de problemas complejos o para llevarse bien con los demás o para contribuír en el mundo, de una manera positiva.
El desarrollo mental requiere de aprender a pensar críticamente; de analizar sistemáticamente y evaluar nuestro propio pensamiento, así como el pensamiento de los demás; de separar el pensamiento para identificar problemas en él y, posteriormente, eliminar los problemas que encontremos.
 
Los niños son capaces de pensar críticamente.
Desde muy pequeños, los niños son capaces de aprender algunos conceptos básicos del Pensamiento Crítico y de sus habilidades. Sin embargo, aún cuando son altamente egocéntricos, los niños pueden empezar a pensar en cómo su comportamiento afecta a los demás. Ellos pueden empezar a separar el pensamiento (a enfocar, por ejemplo, en el propósito, en las preguntas, información, e inferencias en el pensamiento). Pueden
comenzar a aplicar estándares intelectuales a sus pensamientos (tales como la claridad, certeza, relevancia y lógica). Pueden empezar a desarrollar virtudes intelectuales (tales como la perseverancia intelectual, la humildad intelectual y la integridad intelectual).

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